La particular situación creada en los primeros años de la guerra de 1914/18, ahora empantanada en trincheras y fortificaciones cada vez más complejas y protegidas, favoreció la formación de formaciones de hombres en los distintos departamentos que, poco a poco, se especializaron en golpes de mano. Nuestras unidades de asalto, los Arditi, tenían su puñal. Se obtenía de los trozos arrancados por las largas hojas de las bayonetas Vetterli 1870, que en las estrechas trincheras, en los pasillos, entre las alambradas eran sólo un estorbo. Sin duda, era un arma rústica y recuperada, no demasiado hermosa pero ciertamente económica, ligera, no voluminosa e incluso efectiva en manos expertas. Hoy, con motivo del centenario, conmemoramos esta importante página de la historia militar italiana con una serie conmemorativa limitada de 1918 ejemplares. Esta versión tiene una hoja bruñida, el mango en polímero y la funda en cordura negra. Para obtener más información, le recomendamos que consulte la "Historia del arma blanca italiana" de Cesare Calamandrei, ISBN 978-88-253-0199-1, de la que hemos tomado libremente algunos extractos.